Pintura de la Ermita.
Cuando la Hermandad de Jesús Nazareno me pidió que hiciera un escrito sobre el retablo de la Madre de Dios, mi cabeza empezó a dar vueltas sobre el tema, para mi es más fácil pintar o restaurar que escribir, así que voy a hacer lo que pueda, perdonar los fallos.
Hace casi veinte años se acometió la penúltima restauración, aquello fue francamente difícil, porque había cal y temple por todas las paredes, los dibujos de la cúpula y los frescos del retablo estaban hechos en pasta o temple por Ignacio Valbuena, un gran amigo mío. El retablo y los cuadros de la cúpula estaban realizados en el año 1942 creo recordar, una cosa me llamó la atención, en la cúpula hay un escrito de Ignacio, y ponía más o menos los siguiente: aquí estamos Alaminos y yo pintando la ermita, estamos haciendo lo que podemos pero con muy pocos medios y resultó bien. Saber que entre los pintores siempre que se hace algo de iglesias o ermitas solemos escribir algo escondido para que quede como recuerdo. Volviendo a lo de las pinturas: tuvimos hace casi 20 años que fijar paredes, cuadros y dibujos del retablo.
Cuando la Hermandad de Jesús Nazareno me pidió que hiciera un escrito sobre el retablo de la Madre de Dios, mi cabeza empezó a dar vueltas sobre el tema, para mi es más fácil pintar o restaurar que escribir, así que voy a hacer lo que pueda, perdonar los fallos.
Hace casi veinte años se acometió la penúltima restauración, aquello fue francamente difícil, porque había cal y temple por todas las paredes, los dibujos de la cúpula y los frescos del retablo estaban hechos en pasta o temple por Ignacio Valbuena, un gran amigo mío. El retablo y los cuadros de la cúpula estaban realizados en el año 1942 creo recordar, una cosa me llamó la atención, en la cúpula hay un escrito de Ignacio, y ponía más o menos los siguiente: aquí estamos Alaminos y yo pintando la ermita, estamos haciendo lo que podemos pero con muy pocos medios y resultó bien. Saber que entre los pintores siempre que se hace algo de iglesias o ermitas solemos escribir algo escondido para que quede como recuerdo. Volviendo a lo de las pinturas: tuvimos hace casi 20 años que fijar paredes, cuadros y dibujos del retablo.
Los cuadros de la cúpula los tuve que rehacer porque estaban deshechos por el paso del tiempo y al retablo le hicimos una grecas en la parte de abajo, los dibujos del retablo se fijaron con un líquido para que no se deshicieran más ya que estaban bastante mal, ya entonces se dijo que se podría restaurar los frescos del retablo, pero así quedo. Volviendo a la actualidad, para el mes de julio tuvimos que afrontar la tarea de pintar la ermita. Mi hijo Venancio a la hora de ponerse a pintar comentó con la Hermandad que el retablo o los frescos del retablo había que arreglarlos, porque estaban muy mal y que confiaba en mí para que pudiera hacerlo. Unos días antes me habían operado de la vista y francamente quede muy bien, fue tarea difícil porque operado lo primero que te dicen es que guardes reposo y descanse la vista. Mi hijo habló con la Hermandad y les dijo que estaba dispuesto para hacer lo que pudiera, pero sin prisa, porque no sabía lo que me iba a encontrar.
Mi hijo y sus compañeros montaron el andamio lo mas seguro que pudieron y ahí empezó mi trabajo, cuando subí y vi de cerca a San Juan, me di cuenta que el rostro estaba deshecho y los hábitos sin colores, me fije en un cuadro que hay en la ermita donde están los pasos fotografiados de antes de la guerra, de ahí saque la cara de San Juan con barba, ¿Qué raro, no? Trate que fuera lo más parecido a la foto, Jesús Nazareno tenía una grieta atravesando la cara y el habito, tuve que ir con una brocha con mucho cuidado limpiando y quitando todo lo que estaba desconchado, luego tape las rajas con fibra y di fijador trozo por trozo, porque estaba deshecho.
Fui rehaciendo cenefas, Ángeles, San Juan, Jesús Nazareno y la Verónica, aunque no lo creáis tuve ciertos momentos que no sabía lo que hacer, me iba quitando el sueño y pasé varias noches pensando y pidiendo a todos los santos que me ayudaran, faltando dos días para el Jueves del Cristo conseguimos terminar el retablo y quitamos el andamio, lo que disfrute al ver la obra terminada, ¡chicos! Me sentí como Miguel Ángel, la gente me daba la enhorabuena y yo encantado.
Ahora han pasado los meses y estoy cada día mas contento de haber realizado la obra que se me encomendó.
Muchas gracias.
Miguel Quintanar.
Mi hijo y sus compañeros montaron el andamio lo mas seguro que pudieron y ahí empezó mi trabajo, cuando subí y vi de cerca a San Juan, me di cuenta que el rostro estaba deshecho y los hábitos sin colores, me fije en un cuadro que hay en la ermita donde están los pasos fotografiados de antes de la guerra, de ahí saque la cara de San Juan con barba, ¿Qué raro, no? Trate que fuera lo más parecido a la foto, Jesús Nazareno tenía una grieta atravesando la cara y el habito, tuve que ir con una brocha con mucho cuidado limpiando y quitando todo lo que estaba desconchado, luego tape las rajas con fibra y di fijador trozo por trozo, porque estaba deshecho.
Fui rehaciendo cenefas, Ángeles, San Juan, Jesús Nazareno y la Verónica, aunque no lo creáis tuve ciertos momentos que no sabía lo que hacer, me iba quitando el sueño y pasé varias noches pensando y pidiendo a todos los santos que me ayudaran, faltando dos días para el Jueves del Cristo conseguimos terminar el retablo y quitamos el andamio, lo que disfrute al ver la obra terminada, ¡chicos! Me sentí como Miguel Ángel, la gente me daba la enhorabuena y yo encantado.
Ahora han pasado los meses y estoy cada día mas contento de haber realizado la obra que se me encomendó.
Muchas gracias.
Miguel Quintanar.
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