Jesús, solo y triste, sufría y empapaba la tierra con su sangre.
De rodillas sobre el duro suelo, persevera en oración.
Llora por ti y por mí, le aplasta el peso
de los pecados de los hombres.
"Pater, si vis, transfer calicem istum a me, sed tua fiat."
"Padre, si quieres, haz que pase este cáliz de mi,
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya"
(Lucas, XXII, 42)
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